Chocolate!

Ángela nos ha comprado una tarrina de una especie de lacasitos aplastados gigantes.
Creo que serían el perfecto sustituto a las pastillas pez en los festivales, pero creo que una cosa no tiene por que sustituir a la otra y que se pueden complementar bien.

No me gusta el dulce, tampoco me gusta el chocolate.
Si, ya, se que estaréis pensando que qué tipo de amigas tengo entonces que me regalan lacasitos gigantes… (de su viaje de Praga nos trajo un tubo gigante de smarties, los smarties eran normales, el tubo no!!!)

Pues por que es relativamente cierto que el dulce no me llama la atención…
Pero no es del todo cierto y eso solo lo sabe muy poca gente.
Es una muy larga historia que se mezcla con bocadillos de chorizo de Pamplona, dientes que se caen, bolis, el trabajo de mamá y algunos elementos secundarios más…
Pero que es tan larga y tengo tan poco tiempo…

Solo se que yo a mis nenas las he dejado comer hasta hartarse y ahora me veo pasando una noche toledana por que están empachadas… Mientras no den mucha guerra puedo aprovechar y estudiar…



Así mañana volveré a caer en las redes de Morfeo mientras vuelva a fantasear con matar* a toda la gente que vaticina la desaparición del uso del libro (como formato físico**) en el curso de Acrobat y no se si colará la historia de los lacasitos gigantes, las niñas empachadas y la noche toledana.

* Más que en matar en lo que pensaba era en campos de exterminio haciéndoles escribir con pluma hoja y hojas usando su propia sangre como tinta…
Si, suena muy cruel, pero me niego a que la gente quiera transformar el mundo editorial sin tener una cosa clara…, que los libros no solo sirven al sentido de la vista…, no creo que ninguno de sus cacharritos pueda tener el tacto y el olor que cualquier libro viejo o nuevo…
** Ni que decir tiene que en el campo de la enseñanza veo clarísimamente el fin del libro en formato físico, pero en la literatura no, me niego, me niego, me niego!!!